El mismo Corazón, la misma Enseñanza

“𝐋𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 𝐬𝐚𝐛𝐢𝐚 𝐞𝐝𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚 𝐬𝐮 𝐜𝐚𝐬𝐚; 𝐦𝐚́𝐬 𝐥𝐚 𝐧𝐞𝐜𝐢𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐫𝐫𝐢𝐛𝐚”.

Proverbios 14:3

𝐋𝐚 𝐈𝐧𝐢𝐜𝐢𝐚𝐝𝐚 comprende con entereza que no basta 𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫 𝑚𝑢𝑗𝑒𝑟 (S. Beauvoir), hay que 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐢𝐫𝐬𝐞 𝑚𝑢𝑗𝑒𝑟.

Las Masonas, somos conscientes de la responsabilidad que ejercemos en la transmisión de La Enseñanza, por lo mismo, nos educamos como 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐜𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚, entregadas al 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 e 𝐢𝐧𝐯𝐞𝐬𝐭𝐢𝐠𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧.

Los frutos de lo anterior, serán cosechados y puestos sólo en 𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠 𝑠𝑒𝑙𝑒𝑐𝑡𝑎𝑠: familia, pareja, hijos, amigos, compañeros de los ambientes laboral y académico, y por supuesto, en La Fraternidad. Hasta aquí, 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐲 𝐝𝐢𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐚𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐡𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 y 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫; porque la real diferencia estriba, en la delicadeza con que se toca: 𝑓𝑖́𝑠𝑖𝑐𝑎, 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎𝑙 𝑦 𝑒𝑚𝑜𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒, sin que se confunda con 𝐝𝐞𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝.

Nuestros 𝑀𝑖𝑠𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑠, 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒔𝒆𝒓𝒂́𝒏 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒖𝒃𝒊𝒆𝒓𝒕𝒐𝒔 𝒐 𝒄𝒐𝒏𝒒𝒖𝒊𝒔𝒕𝒂𝒅𝒐𝒔, ya que nosotras decidimos cuando 𝐫𝐞𝐯𝐞𝐥𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬, entregándolos a quien nos recibe de buen grado. Así, nos unimos en Fuerza a la dirección de un 𝐁𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐌𝐚𝐲𝐨𝐫, con una sensibilidad extraordinaria.

Por ende, los Misterios nos comunican la Confianza, fundada en la 𝐒𝐚𝐩𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐌𝐚𝐝𝐫𝐞 𝐏𝐫𝐢𝐦𝐨𝐫𝐝𝐢𝐚𝐥, alejándonos de derrochar su herencia en vulgaridades y banalidades. Nos construimos tan fuertes, que aceptamos las verdades de un 𝐒𝐚𝐠𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐌𝐚𝐬𝐜𝐮𝐥𝐢𝐧𝐨 y nos maravillamos porque sabemos apreciar cuando encontramos o reconocemos una 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐠𝐢́𝐚 𝐚𝐟𝐢́𝐧.

La breve reflexión antes expuesta, provoca que 𝐋𝐚 𝐌𝐚𝐬𝐨𝐧𝐞𝐫𝐢́𝐚 𝐅𝐞𝐦𝐞𝐧𝐢𝐧𝐚, sea y será, una constante de debate en los diferentes ambientes Masónicos; reviviendo el ciclo de análisis de tinte mistérico. Depende de nosotras; 𝐿𝑎𝑠 𝑀𝑎𝑠𝑜𝑛𝑎𝑠, poner punta abajo las espadas con las que nos quieran señalar.

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